domingo, 25 de octubre de 2009

EL GASTO EN LA EDUCACION- CAPITULO 3

MITO TRES: A MAYOR GASTO, MEJOR EDUCACIO
Uno de los mejores mitos quizá mas incrustados en la percepción de las personas es elque sugiere que mas gasto se traduce en mejor educacíón. Es una creencia obviamente impulsada por grupos politicos y aplaudida lo mismo por maestros que por sindicatos y rectores de universidades públicas. Es un mito no sólo alimentado por los intereses políticos o de grupo sino también nutrido por una idea equivocada de que los países desarrollados lo han logrado porque han invertido, por años, enormes cantidades de recursos en educación.
REALIDAD
La reforma a la Ley general de educación de diciembre de 2002, aprobada por lo legisladores y promulgada por el Ejecutivo federal, corrobora que politicos y administradores creen en la aseveración "mas gasto mejor educación". En esta reforma se etiqueta, a mi parecer erróneamente (Andere 2003), 8% del PIB para la educación en gasto del estado: federación, estados y municipios.

El origen inmediato de esta etiqueta presupuestal esta en el programa nacional de educación 2001-2006 (PNE), que en su primera parte dice la letra: "para alcanzar una cobertura de servicios educativos similar a al promedio de los países de la OCDE, nuestro país tendría que destinar 8% del PIB al gasto educativo. Esto sin contar con el gasto necesario para que el desarrollo de la ciencia y la tecnología alcancen proporciones semejantes a la de países industrializados” (SEP 2006). Si esta era la visión de los expertos y administradores públicos del la redacción del PNE en el cambio del gobierno, estaban equivocados. Para empezar la SEP leyó equivocadamente el porcentaje dedicado a la educación de la proporción del país de la OCDE el cual de 5.5% (OCDE 2004 a,p. 231, t. b2 1c) en el 2001, año en que fue publicado el PNE muy lejano al supuesto 8 %. En el año 2002 el porcentaje subió de 5.5% a 6.1% (OCDE 2005b, p. 186, t. b2. 1c.).

En el 8% se contabilizaría el gasto público y privado, pero no el gasto en ciencia y tecnología. Cuando finalmente la propuesta llegó a la letra de la ley en diciembre de 2002, termino así: “ El monto anual que el Estado destine al gasto en Educación Pública y en los servicios educativos, no podrán ser menor a ocho por ciento del producto interno bruto del país, destinado de este monto, al menos el 1% del producto interno bruto a la investigación científica y al desarrollo tecnológico en las instituciones de Educación Superior Públicas (Artículos 25 de la Ley general de educación). Obsérvese cómo se eliminó el gasto particular, que según el PNE debería estar incluido, y se agregó el gasto en ciencia y tecnología. De cualquier manera, en el 2001 el gasto estatal en educación como porcentaje del PIB fue de 5.27%, casi tres puntos del PIB por debajo de su meta propuesta para el 2006.

Existen muchas consideraciones que convierten la propuesta en un mito. Trataré de exponer las razones por las cuales el tema del gasto educativo debe verse con mucho cuidado. La propuesta no debe ser “mas gasto, mejor educación” sino “mejor gasto, mejor educación”.

Mas gasto no siempre se traduce en mejor educación y esto es cierto tanto a nivel nacional como internacional.

En el mundo son pocos los países que dedican el 8% de su PIB a la educación. Según datos de la OCDE para el año 2002, el país que le dedica más dinero como porcentaje del PIB a la educación es Islandia, con 7.4%, seguido de Estados Unidos, con 7.2%; el país que menos dedica es Turquía, con 3.8%. El promedio de la OCDE es 5.7%


El gasto educativo como proporción del tamaño de la economía ha crecido enormemente en 15 años, al pasar de 4.05% en 1990 a 7.33% en 2005. Aunque la educación, como he sostenido y sostendré a lo largo de este libro, es un fenómeno local, los municipios, paradójicamente, no invierten en la educación.

Sin embargo, los datos ofrecidos por el anexo del quinto informe de gobierno están equivocados en el sentido de que no toman en consideración que, en 1995-1996, hubo un cambio de metodología en la medición del gasto educativo proveniente del sector privado. De cualquier manera, se observa que el crecimiento del gasto federal y estatal, como porcentaje del tamaño de la economía, ha sido prácticamente el mismo.

México miembro de los países de la OCDE, es el país en que el gasto educativo ha crecido más. Además, en este crecimiento el aumento del gasto público ha sido mayor que el incremento del sector privado, de acuerdo con las cifras de la OCDE.

El promedio de la OCDE para el gasto público es 5.1% igual que México, y para el privado es 0.7% inferior al de México (OCDE 2005a,)

El sector público en México contribuye con 81% del total, en tanto el privado lo hace con el 19%. Esto se equipara con el promedio de la OCDE de 88.4% para el publico y 11.6% para lo privado.

México gasta lo que otros países gastan y México le da mas importancia a la educación, como porcentaje del gasto público total, que la de otros países le dan.
¿Qué pasa entonces? ¿Por qué tenemos esos resultados?


En el caso de México la información sobre gasto educativo no es ciento por ciento confiable, sobre todo la que se agrega con la información de lo gastado a nivel estatal.

El gasto publico educativo en México, a nivel federal, se integran en el presupuesto en tres manos, el 11, el 25 y el 33, sin considerar el ramo 38 de CONACYT

La federación, para efectos estadísticos, estima el gasto estatal con base en la mejor información disponible.

GASTO POR ESTUDIANTE
El tamaño de nuestro ingreso nacional bruto (INB) nos coloca entre las diez economías más grandes del mundo (World Bank, 2005a), sin embargo, en términos de nuestro ingreso Per cápita nos ubicamos en el lugar 69 de un total de 208 países, situación que no ha cambiado al menos desde el 2001.

Somos una economía grande pero pobre y, por lo tanto, no generamos los ingresos fiscales necesarios para financiar todas las actividades que requiere financiamiento público. Si esto es cierto, tal realidad se reflejaría en el gasto por estudiante. Es decir, que a pesar de que en términos del tamaño de nuestra economía gastamos más o menos el mismo porcentaje que otros países, cuando estandarizamos ese tamaño por el número de habitantes, o por el número de estudiantes que integran la matricula, el tamaño del gasto se reduce mucho.

Veamos los datos:

México y la Republica Eslovaca son los países de la OCDE que menos gastan en educación primaria por estudiante. En secundaria México es el país que menos gasta de la OCDE. En educación media México es también el país que menos gasta, aunque en niveles muy cercanos al gasto de Polonia y de la República Eslovaca. En promedio

_En el 2002 el promedio de la OCDE de gasto para primaria fue de 5,313 DI en tanto en México fue de1, 467

_El gasto para la secundaria fue de 5,089 para la OCDE y 1,477 par México

_El país que gasta mas es Estados Unidos con 8,669 DI

Lo anterior quieres decir que en el grupo de países que gastan más de 4,000 dólares hay países que, gastando mucho más que otros, obtienen los mismos o peores resultados que los obtenidos por los países que gastan menos.

México en PISA 2003 gasto 80% en educación secundaria, obteniendo resultados de 117 puntos, mientras que Eslovaca dio mejor resultado que México con 380 puntos mas y gasto 41 DI menos que México.


¿CÓMO SE GASTA EL GASTO?

De los países que pertenecen a la OCDE, México es el país que le dedica más recursos de su gasto educativo a las compensaciones, sueldos y salarios.

Sin embargo, la evidencia disponible parece indicar que existe una relación inversa entre porcentaje de gasto educativo dedicado a sueldos y salarios y resultado educativo.

En el caso de México, más del 92% del gasto total se destina a servicios personales es decir, sueldos, salarios, honorarios y prestaciones. Casi el 5% a gastos de operación.

Estas cifras demuestran, en el caso de México, es que la cantidad disponible de recursos discrecionales para escuelas, para proyectos innovadores o para contratación o profesionalización de los maestros, es muy mínima.

PROPUSTA

Así como en el siglo pasado estaba de moda hablar de la inversión en capital humano, educación y salud generaría crecimiento y desarrollo, hoy en día, de lleno en el siglo XXI, es muy raro escuchar propuestas académicas que sugieran que más inversión a la educación se traducirá en desarrollo.

Hoy se dice que sólo el gasto bien gastado, es decir el gasto diseñado con un buen sistema educativo (instituciones), orientado a la calidad educativa y no a la cantidad o cobertura educativa, es el que se traducirá en crecimiento, productividad y desarrollo.

¿CÓMO DEBE DE GASTARSE ESE GASTO?

Lo mas probable que puede pasar es que las autoridades estatales, año con año, se ven involucradas en ejercicios muy tediosos de micro planeación, que tiene por efecto determinar cuál será, para el ciclo escolar que se presupuesta, la matrícula en todos y cada uno de los niveles y grados escolares de la educación básica.

En las propuestas presupuestales de los ochentas el lenguaje es “mínimo irreductible”, es decir, lo constituido básicamente por el gasto ejercido en compensaciones personales del año anterior al año para el cual se realiza la planeación presupuestaria. Presupuestos elaborados con “mínimos irreductibles” no tiene ningún mecanismo automático de eficiencia: por el contrario, tienden a premiar la ineficiencia.

La raíces políticas derivadas de las concesiones que los gobiernos de los estados otorgaron, a consecuencia de las negociaciones salariales anuales, a los trabajadores de la educación mediante su representación laboral, como días económicos extras, o días salariales de compensaciones espaciales, o días oficiales de aguinaldos, o prestaciones en especies. Normalmente, estas concesiones, que mayormente son decididas por la máxima autoridad estatal, el gobernador, son echas par evitar movilizaciones políticas o inestabilidad potencial.